El alma tiene cinco cualidades primarias. Podemos decir que son los colores primarios de nuestra humanidad con los cuales pintamos el cuadro de nuestras vidas
Paz
Es la cualidad original del alma. Paz es serenidad, el estado interior personal de la no violencia. En este estado de paz, yo armonizo con todas las cosas y todas las personas que me rodean.
Pureza
Un estado de sinceridad y limpieza donde yo soy lo mismo dentro y fuera, sin engañarme ni engañar a los demás. En consecuencia, no cabe artificialidad alguna. La pureza es el estado originario verdadero en el que no se comete ninguna violencia contra los demás, ni puede perpetrarse violencia en contra de mí. Cuando el yo está en su pureza originaria, los demás no pueden dañarlo ni destruirlo, aunque lo intenten, porque hay un aura natural de protección que actúa como barrera invisible. Cuando yo consigo este nivel de pureza, significa que respeto todas las cosas.
Amor
Quizás es la cualidad original más difícil de conseguir porque está muy mezclada con el apego, la posesión y la dependencia. A consecuencia de ello, el ser humano encuentra difícil conseguir la verdadera forma del amor puro, que es incondicional. La cualidad de amor significa “cuido”, comparto y, en particular, libero. El amor espiritual nunca crea esa necesidad o dependencia en la que los demás no pueden encontrarse o ser ellos mismos. El amor es el poder y la bendición más grandes del Universo.
Conocimiento
Saber y ser lo que yo soy para siempre y de verdad, y existir en esa conciencia es lo que quiere decir conocimiento. No es saber cosas sobre el alma, la paz, el amor, etc., sino que más bien el saber es ser el alma, ser paz, ser amor. Esta cualidad del saber verdadero se expresa con el pensamiento “soy”, la conciencia original del yo que existe más allá del falso yo, del ego.
Felicidad
La felicidad es la expresión natural de la alegría de estar vivo e interactuando con los demás. La felicidad es sólo posible cuando y me relaciono conmigo mismo y expreso respetuosamente lo que soy, permitiendo a los demás compartir lo que soy y lo que hago. Me relaciono con las personas y con la naturaleza y experimento la satisfacción de la vida humana a través de las relaciones.
Cuando llegamos a ser conscientes de estas cinco cualidades primarias, poco a poco nos damos cuenta de que cada una de ellas tiene muchas características.
Por ejemplo, entendemos que amor no se refiere sólo a un sentimiento especial hacia una o dos personas. El amor espiritual es mucho más grande; quiere decir respeto, tolerancia, perdón, compasión y flexibilidad; hay un sentimiento universal de pertenencia, una sinceridad de corazón, una generosidad de espíritu que lo abraza todo.
Mediante la experiencia del silencio y la meditación nos abrimos a la experiencia de estas cualidades primarias, las reactivamos y así podemos expresarlas y potenciarlas en nuestras acciones, en la práctica. Se hacen entonces presentes y estables en nuestras vidas, llenándonos de su fragancia espiritual y permitiéndonos servir de forma elevada a los demás.
Fuente: B.K.
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