2013/01/26

La experiencia del silencio

 

La experiencia del silencio, la búsqueda de un espacio de profunda quietud interior, que es la base de las meditaciones, oraciones y experiencias místicas en todas las grandes religiones de la humanidad, nos ofrece un puente para acceder a nuestra propia espiritualidad, que es la fortaleza que necesitamos para tratar de una forma nueva y creativa con nuestra realidad cotidiana y los conflictos que a menudo se presentan en ella.

En el silencio profundo y sereno, en la contemplación de tal silencio pleno, se nos abren las puertas a esta comunicación divina y trascendente, es lo que se conoce como meditación. El silencio es el puente de comunicación entre lo divino y lo humano, nos abre a la experiencia del amor de Dios. El silencio espiritual prepara el corazón y la mente para comunicarnos con Dios.

El silencio espiritual nos proporciona energía pura y altruista de la Fuente Creativa, abriendo horizontes ilimitados de nueva visión. Para liberar al ser de la negatividad, necesitamos silencio. Absortos en la profundidad del silencio, iniciamos un proceso de renovación interior. En esta renovación, la mente se limpia, facilitando una percepción diferente de la realidad.

El silencio lleva nuestra energía mental y emocional a un punto de concentración donde podemos encontrar la quietud. Sin esta quietud interna, en las situaciones difíciles o problemáticas nos sentiremos a menudo como una marioneta arrastrada por las diversas cuerdas de las influencias externas. Este punto de quietud interior es la semilla de la autonomía que corta tales cuerdas y termina con la pérdida de energía.

El silencio sana. Es como un espejo. El espejo no culpa ni critica, pero ayuda a ver las cosas como son, ofreciéndonos un diagnóstico que nos libera de los pensamientos erróneos. El silencio revive la paz original del ser, una paz que es innata, divina, que cuando se invoca fluye por el ser armonizando y sanando cada desequilibrio.

El silencio es el lenguaje para comunicar con Dios. Silencio unido al amor. Donde hay amor, la concentración es natural y estable, como una llama serena de una vela que irradia su aura de luz. Cuando la mente humana está absorta en el pensamiento de Dios, la persona siente la armonía de la reconciliación en profundidad. En esta unión silenciosa de amor uno llega a estar completamente reconciliado, no como un proceso intelectual, sino como un estado del ser.

Brahma K.
 
Si pinchas en el enlace de abajo, podrás oir la música que emite la vibración de las estrellas

2013/01/05

¡SONRÍE Y DÉJATE AYUDAR!

¡Qué lección nos dan estos niños! Son capaces de arrancarte sonrisas y lágrimas con su alegría de vivir. Qué ilusos somos en este "primer mundo" pensando que necesitan nuestra ayuda para ser felices. Yo me dejo ayudar . ..  ¿y tú?


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2013/01/04

"LA TOLERANCIA ES LA MEJOR RELIGIÓN" Victor Hugo

 
Si en lugar de distanciarnos, las diferencias entre las personas se utilizaran para enriquecernos, nuestra sociedad se mantendría en perfecto estado de equilibrio, semejante al de la naturaleza.

A veces, nos identificamos tanto con nuestro sistema de creencias (valores, prejuicios, opiniones, esperiencias ...) que consideramos que el mundo debería organizarse de acuerdo a nuestro mapa mental. Aceptar que las cosas no siempre son como nosotros las vemos, ni mejor ni peor simplemente diferentes, nos mantendrá abiertos a otras alternativas igualmente válidas.

Ortega y Gasset, aconsejaba que,  "Lo menos que podemos hacer en servicio de algo, es comprenderlo". Pensar que todas las personas se mueven por una intención positiva, hará que valoremos la forma de actuarde los demás, desde una perspectiva más favorable. Probablemente, donde vemos egoísmo, se esconde la necesidad de una persona de sentirse más independiente y libre, eso que podemos considrar como resignación, podrías ser flexibilidad o capacidad de adaptación.

Practica con el ejemplo: Si queremos que las personas no se pongan a la defensiva cuando mostramos nuestro desacuerdo sobre algo, no tomemos las discrepancias de los demás como un ataque personal.

Te sentirás en paz con el mundo.
 
Buda dijo: "Ni tu peor enemigo puede hacerte tanto daño como tus propios pensamientos".
 
Las personas intransigentes se acaban haciendo más daño a si mismas que a los demás, porque aunque sus críticas y juicios vayan dirigidos hacia el exterior, sus esquemas mentales se vuelven cada vez más rígidos, se muestran poco flexible ante los cambios y tienden a ver el mundo como una lucha de fuerzas.

Una pareja de recién casados preguntó a un sabio "¿Qué debemos hacer para que nuestro amor sea duradero"? el maestro respondió: "Amad juntos cosas diferentes" (Anthony de Mello)

2013/01/02

Ahora es el mejor momento para empezar


¿Quieres crearte el mundo que deseas?

Entonces debes saber que tu destino es la suma de todas tus decisiones, las trascendentales y las cotidianas.

Tendrás que averiguar cómo es el mundo que deseas para, tomando conciencia de tus elecciones, acercarte a él con cada paso que das.

Eres libre de hacerte feliz o infeliz, para honrarte o traicionarte, para hacer lo que has venido a hacer o marchitar tu alma haciendo algo que no está en tu camino de vida y que no te llena.
Eres libre para deshacerte de todos los condicionamientos, encontrar la verdad y dejarla brotar.

Si quieres asumir tu poder para crearte la vida y el mundo que deseas ...
¡¡¡AHORA ES EL MEJOR MOMENTO PARA EMPEZAR!!!

El Poder del Amor



Los pensamientos y los sentimientos de preocupación, temor y pesar no nos sirven, sino que nos debilitan y no nos ayudan a encontrar soluciones duraderas para nuestros problemas. En cierto modo, el problema son ellos. Si tengo la fuerza suficiente para reaccionar ante una situación con calma y tranquilidad, deja de ser un problema.
Entonces se plantea la pregunta: ¿Cómo nos libramos de esos pensamientos y sentimientos? ¿Acaso no forman parte de la condición humana? ¿Cómo podemos mantener sentimientos positivos, cuando hay tantas cosas en el mundo que están mal, incluidos nosotros mismos?

Cierto es que, cuando estamos débiles, no podemos hacer nada con esos sentimientos, que se apoderan de nosotros. Sin embargo, aunque puede que la debilidad esté muy extendida, no es nuestro estado natural.
Cada uno de nosotros es fuerte por naturaleza, en principio. En ese contexto interior, el poder significa algo que está muy relacionado con la expresión francesa joie de vivre, o vitalidad, es decir, estar bien dotado de la energía del pensamiento y el sentimiento positivos y saber cómo usar y mantener esas reservas de una manera efectiva, reabasteciéndolas en una fuente interior. Cuando tienes ese poder, sientes amor por ti mismo, por los demás y por la vida. Cuando uno empieza a pensar de forma positiva, acumula poder y aumentan su confianza en sí mismo y su eficacia. Cuando permite la entrada de pensamientos negativos, es como si el alma empezara a hacer agua.
Incluso los instantes de negatividad, como observar a los demás con mirada crítica, automáticamente ocasionan una pérdida. No se puede ser positivo y negativo al mismo tiempo. Si uno cae en rachas prolongadas de duda y crítica, tanto con respecto a sí mismo como con respecto a los demás, pierde toda la fuerza que tiene dentro. Ese tipo de pensamientos y sentimientos nos llevan a un estado de desconcierto, confusión y, por último, depresión. Uno ya no tiene idea de lo que se supone que tiene que hacer ni de la manera de hacerlo. Se siente como un extraño en este mundo, sin amigos y sin sentido.

Sin embargo, llega un punto en el que uno se da cuenta: «¿Qué me está haciendo esta manera de pensar y de sentir, a mí y a mi actitud y mi visión de los demás? Me está destruyendo.» Darse cuenta de eso puede ser doloroso, pero la experiencia demuestra que es el primer paso para recuperar el poder. Te das cuenta de que tienes que elevarte no sólo por encima de los pensamientos negativos, sino también por encima de los pensamientos inútiles y corrientes, porque ese tipo de pensamientos perturban tu paz interior y esa paz es necesaria para poder ser capaces de obtener la energía divina y acumular su poder.

Cuando se agita la superficie de un lago, deja de reflejar el cielo o las colinas que lo rodean. Si tratamos de mirar dentro de él, no pasaremos de las ondas o las olas. El agua tendrá un aspecto turbio. En cambio, cuando está quieta, puedes ver las profundidades y, con un leve cambio de enfoque, también se puede ver la belleza reflejada desde arriba.

Lo mismo ocurre con el ser. Antes de poder desarrollar amor, o incluso un profundo interés por nosotros mismos y por Dios, tenemos que fijarnos en la calidad de nuestros pensamientos; tenemos que volverlos apacibles y puros, tanto como podamos, mediante la voluntad y la determinación. Entonces nuestro interior se estará preparando para abrirse al amor puro y espiritual.


Fuente: B. Kumaris